Vistas de página en total

viernes, 25 de noviembre de 2016

Sola

Sola,
vuelvo a verme tan sola;
como hace un tiempo,
en el que creía,
que me volvería loca.

Rodeada de gente,
que ni siquiera me mira;
vuelvo a ser una vagabunda,
buscando un nuevo tren,
para irme tan solo de ida;
a otro nuevo lugar,
donde poder comenzar,
y no pasar desapercibida.

Grito,
y escucho el eco,
pero no hayo respuesta;
en este lago,
me hundo,
de una manera tan lenta;
que no sé,
si salvarme de esta;
o dejarme caer,
hasta que el aire desaparezca.
No se preguntan,
si sigo viva;
o si sigo sangrando,
y me escuece,
esta misma herida;
sigo aquí,
tan consumida;
que incluso,
esta gravedad,
no me hace estar tan atraída.

Vuelvo a ser,
ese espantapájaros;
en medio de un bosque,
viendo como pasan los años;
perdida,
en este espacio,
totalmente llena de arañazos;
sobreviviendo,
al temporal que esta pasando.

Llueve,
y sigo bailando;
esquivando la tormenta,
saltando los charcos;
sin paraguas,
mientras reconstruyo,
la misma casa por el tejado.

Respiro,
y cuento hasta tres;
lo malo no dura eternamente,
pero te hace desvanecer;
me pierdo en la noche,
huyendo del amanecer;
creo que nadie me entiende,
no se ponen en mi lugar,
no comprenden mi ayer.

Creen,
que lo que me da temor…
es la soledad;
y no saben,
que aprendí de ella,
quien soy en realidad;
lo que me duele,
es verme en un mismo margen,
y que no lo consiga cambiar;
cada vez que lo intento,
avanzo algo,
pero vuelve hacia atrás;
que por cada escalón…
que suba,
me añadan otro más;
que no se valore lo que piense,
porque no me vean en igualdad;
que de tantos fracasos,
consigan que pierda mi personalidad;
que me vea tan diferente,
que pierda mi identidad;
que no vea mi lado bueno,
y se vuelva frialdad;
porque hayan conseguido,
que sea tan diferente,
y me invada la maldad.

Creía

Un día creí,
que tu serías mi media naranja;
que lo nuestro duraría,
que estaba enamorada;
creí que de tanto amor,
crearíamos un corazón,
a ese muñeco de hojalata;
pero murió,
junto con lo nuestro…
hicimos que se desgastara.

Creí,
que todas tus palabras,
se dirigían hacia mi;
que siempre al girarme,
te encontraría ahí;
que algún día,
me moriría,
si no fuera así;
y mira,
lo logré superar,
pude sobrevivir.

Creía,
que por ti volaría,
como solía pasar en mis sueños;
que eras igual de dulce,
como el sabor tus besos;
que me dedicarías,
todos los días,
cada uno de tus te quieros;
que siempre seríamos esos jóvenes,
que se escondían en cada rincón,
en cualquier mínimo hueco;
para hacerse esas promesas,
que por desgracia,
pocas de ellas se cumplieron.

Creía,
que seguiríamos completando,
nuestro álbum de fotos;
que jamás lo escondería,
porque era parte,
de nuestro todo.

Creía,
que esto no me dolería tanto,
que hasta dejaría de respirar;
pero cogí oxigeno,
para poder continuar;
que tu despedida,
se haría eterna,
y no podría empezar;
que cada vez que te recordara,
me volvería a derrumbar;
que al verte por las calles,
la nostalgia,
me volvería a amarrar;
que era tan verdadero,
que volverías a regresar;
pero ahora no te extraño,
pero deseo tu felicidad.

No te culpo,
ni me culpo,
por no estar juntos;
me quedo con que un día,
formaste parte de mi,
y de mi mundo;
que me regalaste,
parte de tu tiempo…
tantas horas y minutos;
en los que aprendí,
a reír sin medidas,
a superar cada susto;
a dar lo mejor,
a llorar en cada disgusto;
a ilusionarme días tras día,
hasta que llegó ese segundo;
en el que decidimos dejarlo,
mientras nos alejábamos,
creándonos un nudo;
que ni siquiera el dolor,
nos hizo ver que era tan absurdo;
haber perdido tanto tiempo,
en ser tan inmaduros;
de mirar adelante,
a pesar de que todo,
se viera tan oscuro.

Creía que no podía,
y que de amor,
se podría morir;
pero todo se supera,
y puedes volver a ser feliz;
todo ocurre por una razón…
soy simplemente,
una mera aprendiz;
de cada fase de mi vida,
de cada ruptura,
y de cada desliz;
todo es una enseñanza,
para poder proseguir.

Pulse en estas palabras:

Angel

Dime ángel,
porque me acompañas;
porque sigues siendo mi sombra,
porque no me abandonas;
dímelo,
cuando estemos a solas;
cuando piense,
que nadie me escucha,
y cuando nos despida la aurora.

Sé que sigues aquí,
aunque juegues a esconderte;
no te puedo ver,
pero sé que estas presente;
sigues siendo tan fiel,
como en aquel tiempo,
en el que pude conocerte;
sabes que me dolió dejarte,
sabes,
que lloré perderte.

Por eso,
no te fuiste,
ni te irás;
por eso,
en cada momento,
se que aquí estás;
fuiste mi mayor apoyo,
lo que me produce paz;
no sé si llega a ser obsesión,
pero aún siento,
que te puedo tocar.

Fuimos uno,
entre mis palabras;
me evitaste accidentes,
cuando me aconsejabas;
dijiste esas frases tan duras,
que hicieron que madurara;
me tendiste tu mano,
cuando más lo necesitaba;
por eso y por mucho más,
me costó decirte adiós,
y te dije:
“hasta pronto, mi ángel de la guarda”
porque todo lo que soy,
sin ti,
no me sirve de nada;
me enseñaste a vivir,
me proporcionaste tu calma;
esa que en tu ausencia,
evitó que desfalleciera;
esa que en silencio,
al llamarte,
hace que te sienta.

Sigo esperando,
a despertarme de esta pesadilla;
a abrir de nuevo los ojos,
para verte,
y que me vuelvas a susurrar:
“mi niña”.
Notar un abrazo tuyo,
que me vuelva a dar esa calor;
volver a llorar contigo,
o reírnos a carcajadas,
mientras cantamos nuestra canción;
Duerme conmigo, mi ángel,
hasta que brille el sol;
yo me despediré de ti,
en este sueño,
donde te regalo mi corazón.

martes, 15 de noviembre de 2016

Luna

Dulce luna,
que estás aquí;
acompañándome desde mi ventana,
escuchándome desde ahí;
alumbrando cada día
mi propia oscuridad;
siendo testigo de mis secretos,
y de mi intima soledad.

Eres,
el verdadero origen de la belleza,
y de todo misterio;
muchos te han querido tocar,
incluso han deseado,
envolverse en tu cuerpo.

Atraes y eclipsas,
con tu sola presencia;
proporcionas la vida,
y también la ausencia;
pero siempre estás,
para dejar tu esencia;
eres la reina de la noche,
nuestra diosa eterna.

Dime luna,
porque no nos proporcionas...
una escalera;
para llegar hacia a ti,
y abrazarte,
cuando estás llena;
perderse sin miedo,
en cada uno,
de tus agujeros y grietas;
susurrarte lentamente,
que nunca desaparezcas.

Luna lunera,
que algunas noches te vas,
otras creces,
y otras menguas;
yo me quedo con tu luz,
cada vez que despiertas;
y vigilas mis sueños,
para que de alguna forma,
se me cumplieran;
me consuelas,
en cada pesadilla,
que se aferra en mi cabeza;
con tu paz,
con tu firme entereza;
tan tuya,
tan austera.

Me escuchas,
en tu silencio,
cuando me invade la pena;
a tu lado me refugio,
y me vuelvo entera;
para afrontar el mañana,
que al día siguiente…
comienza;
sin ti, mi luna,
hasta que la noche regresa.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Una Loca

Si me permites un consejo, mi amigo,
te insistiré,
de que te quedes con una loca;
que te quiera tal como eres,
y que sin evitarlo,
se ponga celosa;
que tiene demasiadas personalidades,
en una sola persona;
que es capaz de reconstruirse a pedazos,
aunque aún siga rota;
por el mero hecho,
de seguir besando tu boca.

Quédate con su locura,
que te hará vivir mil aventuras;
déjate envolver,
en cada una de sus travesuras;
quédate con sus lágrimas,
que forman parte de su dulzura;
arropale cada vez,
que se derrumbe a oscuras;
porque te dará todo,
lo mejor de ella,
aunque le acosen las dudas.

Quédate con esa loca,
que muchas veces,
se olvide de escuchar;
que cuando te concentres,
te consiga despistar;
que con solo un beso,
te logre callar;
que con una simple caricia,
el cielo te haga tocar;
que comparta las noches contigo,
y en el alba,
vea tu despertar;
que a pesar de que tengas razón,
te la intentará quitar;
que si te nota triste,
no te dudará en abrazar;
que siempre te verá perfecto,
aunque no seas especial.
Que te eche de menos,
y te lo intente ocultar;
pues hasta el ultimo momento,
te evitará el infierno,
aunque se tenga que quemar;
no escuchará nada más,
que aquello que tú,
le intentes justificar;
porque desde el principio,
se prenderá de ti,
y no se desenganchará.

Quédate con esa loca,
que adivina tus pensamientos;
que te odie un día,
y al otro,
te diga te quiero;
que a tu lado,
consiga superar sus miedos;
que en cada uno de sus pasos,
seas tu lo primero;
que te entregue sus peores momentos,
y contigo,
se conviertan en buenos.

Quédate con que apostará por ti,
aunque te deje marchar;
que justificará tus errores,
y los intentará perdonar;
que a pesar de tus imperfecciones,
te evitará cambiar,
y que a pesar de su ruido,
te querrá de verdad.

Juntos

Escúchame,
necesito que hoy,
me hagas una simple promesa;
que desconectaras,
de tu intensa realidad,
y de cualquier problema que tengas.

Relájate,
y mírame un solo instante;
estoy aquí,
no me pienso ir,
aún no es demasiado tarde.

Necesito que me estrujes,
entre tu cuerpo;
quiero que me hagas caminitos,
por toda mi piel,
con la yema de tus dedos;
necesito que lentamente,
me desnudes a besos;
quiero que me susurres,
tonterías al oído,
y que se transformen en nuestros secretos.

Hoy quiero,
que nos refugiemos,
debajo de nuestras sabanas;
que nos fundamos en uno,
hasta que llegue la mañana;
que sienta que no te vas,
que a tu lado me amarras;
que juntamos nuestros sueños,
en una misma mirada.

Lo necesito,
porque noto que la rutina,
nos está lentamente alejando;
echo de menos esos momentos,
en que me apretabas las manos;
en las que me decías guapa,
en las que te percatabas,
de cada uno de mis cambios;
en las que me pedías,
que no llore,
porque siempre estarás a mi lado.

Porque tu y yo,
hicimos de cada rincón,
parte de nuestra historia;
de cada caricia,
la inspiración de esta poesía;
de cada momento juntos,
el más especial de mi vida.

Quiero volver a ser esa niña,
que entre tus brazos,
se hace mujer;
quiero tu fuego en mi,
hasta que traspase mi piel;
quiero besar tu boca,
saborear tu dulce miel;
contagiarme de tu risa,
perderme en tu querer.

No quiero dejar de ser:
tu amiga,
tu amante,
tu mujer;
tu mayor apoyo,
parte de tu ser;
quiero que me atrapes,
y me envenenes otra vez;
quiero sentir que me dueles,
más hoy que ayer.

Sé mi locura,
y te prometo que cada día,
te enamoraré;
si me dedicas un poco,
más de tu tiempo,
sin dudar me entregaré;
cuenta conmigo,
y yo te escucharé;
quizás no te prometa la luna,
pero sin que me lo pidas,
te la bajaré;
dame alas,
y por ti,
muy alto volaré;
soy capaz de todo,
ponme a prueba,
y te lo demostraré.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Ya No Soy

Esta claro,
que el tiempo cuando pasa,
te va cambiando;
ya nada vuelve a ser igual,
ya nada te queda,
de aquel pasado.

Esas promesas,
esas metas,
esos contactos;
de aquello queda,
palabras escritas,
en un papel mojado.

Porque yo,
dejé de ser...
esa chica;
que tan solo se conformaba,
con ver tu sonrisa;
porque yo,
ya no olvido;
no paso página,
ahora tan sólo subrayo,
lo que me han herido;
porque yo,
ya no lloro;
me cansé de hacerlo,
cada vez que me levanto,
de este mismo pozo.

Ahora soy,
esto que ves;
una nueva persona,
que aceptó crecer;
esa mujer,
que quiso entender;
que hoy es hoy,
y lo anterior es ayer;
que cada persona,
viene y va;
que si el río suena,
algo debe llevar;
ya no me conformo,
ya no vuelvo a ser;
ese segundo plato,
que se deja caer;
pues ahora pienso,
que primero soy yo,
la que me debo de querer.

Se acabó conformarme,
con cuatro tonterías;
se acabó,
dar tantas oportunidades,
a quién no se las merecía;
ahora llevo a cuestas,
una gran experiencia,
que me ha ido acompañando;
esa que me hace recordar,
todo aquello,
que he intentado borrarlo.

Caballero

Cuando menos te lo esperas,
siempre llega ese caballero;
te cuesta preguntarle su nombre,
porque te hipnotiza,
al contemplar su cuerpo.

Parece sacado,
de esas ilusiones,
que viven en tus sueños;
te dejas llevar,
hasta que se cree tu dueño.

Entonces,
ya no eres,
la que decides;
tan solo la princesa,
a la que él intimide;
se va y viene,
mientras tu no concibes;
que fue de ese caballero,
que el primer día conociste;
¿Qué fue de él?,
¿Fue real lo que viviste?.

El tiempo va pasando,
y ya ni la pasión existe;
piensas que es por tu culpa,
porque no la reviviste;
al poco tiempo te enteras,
que para aquel caballero,
fuiste otra entre quince;
solo un número más,
en esa lista de pobres infelices.

Entonces huyes,
y dejas de ser,
esa inocente niña;
porque gracias,
a aquel caballero,
dejaste de ser aprendiza;
te atreves a vacilar,
te invade la ironía;
incluso te llega la inspiración,
y le escribes un mensaje,
procedente de tu ira:
“ ¿Quién me podría advertir,
que ibas a ser así de sincero?;
mientras te abría mi corazón,
ibas siendo el coleccionista,
de diferentes tipos de caricias y besos;
yo desconozco como eran las demás,
pero te aseguro,
que los míos fueron verdaderos;
para ti no tendrán,
la fecha de caducidad,
porque se te harán eternos;
cuando pierdas la belleza,
y te hagan lo que haces tú…
‘Ponerte los cuernos’.

Cuando dejes de sentirte querido,
y te quedes a menos;
recordarás que esta chica,
pudo haberte dado algo diferente,
algo nuevo;
pero no lo merecías,
por eso te agradezco,
todo tu desprecio;
porque me servirá,
para valorar lo que es bueno;
y tú, querido,
no entras en ese gremio.

Te deseo lo mejor,
aunque después de mi,
dudo que lo encuentres;
imagino que el tiempo te compensará,
con lo que realmente te mereces;
hasta nunca caballero,
gracias por haberme echo más fuerte”.

Con el tiempo,
sustituirás esos falsos caballeros,
por un hombre de verdad;
luchará por tenerte a su lado,
te ayudará a volver a confiar;
serás la única en sus pensamientos,
no habrá ninguna más;
y aunque no sea perfecto,
será para ti especial;
al que elegirías con los ojos cerrados,
una y mil veces más.